Virgen de Peñalba
Asiento de la Sabiduría
La escultura de la Virgen María con la advocación Asiento de la Sabiduría fue situada originariamente en la entrada de alumnos del colegio. Se trataba de una talla de unos 50 cm. de altura depositada sobre una columna de unos 75 cm. La imagen original desapareció una noche y fue sustituida por un mosaico emplazado en una de las paredes del edificio.
La talla actual es un regalo del APA al colegio, realizada por el escultor Carlos Ávila. Conservando características del original es más estilizada, y representa una mayor naturalidad en los rasgos, acorde también con su mayor tamaño.
No era un sábado más. Ese día se reunían decenas de antiguos alumnos en el colegio para celebrar los 25 años de su promoción. Entre los corrillos surge el comentario acerca de la antigua Virgen de Peñalba: la de piedra, la que estaba a la entrada, la que ahora no está… Y preguntaban por ella a los profesores que habían ido a acompañar en la celebración a los antiguos alumnos. Y la explicación siempre era la misma: “no está, se la llevaron”.
Las caras de los antiguos alumnos reflejaban un estado de ánimo: “era la nuestra”. Recuerdos, sensaciones, emociones se cruzaban al volver a hablar de la antigua Virgen que durante tantos años acompañó de manera discreta a todos los alumnos del colegio. Era menuda. Estaba en la entrada. Era a la primera persona que se saludaba al entrar al colegio, y la última a la que se decía adiós al irse. Y ahora no estaba. Los alumnos hablaban de todas las salves que se le había cantado los viernes por la tarde. Hablaban como si hubiese un vacío, como si alguien que debería estar ya no estuviese. Como si una de las señas del colegio, algo con lo que se habían identificado decenas de promociones, hubiera desaparecido.
Esta escena se repetía varias veces al año. Decenas de alumni en sus celebraciones torcían el gesto o ponían cara de sorpresa cuando se les decía que la Virgen, su Virgen, ya no estaba. El murmullo se transformó en ruido, y el ruido en clamor. Y así surgió la iniciativa de poner una casa para la Virgen, traerla de nuevo, pero a un lugar preferente y cobijada.
La asociación de antiguos alumnos recogió el guante y se puso en marcha para realizar una ermita, y el APA del colegio encargó la talla de la Virgen. Proyectos, planos, materiales, diseños. Tenía que ser algo que uniera toda la historia del colegio. Algo en lo que se vieran reflejados todos los que hemos pasado por las aulas de Peñalba y que sirviera como referencia para los alumnos actuales y futuros. Arrancó como un sueño y hoy podemos decir que, gracias a la colaboración de todos, la Virgen, nuestra Virgen, vuelve a casa. A su casa.