Javier Sumillera (Adjunto Alumni)

En primer lugar, enhorabuena por el reciente premio de Fomento de Centros de Enseñanza por sus 25 años en el colegio. Ello quiere decir que lleva cinco lustros “al pie del cañón” como se suele decir de forma coloquial.
Muchas gracias por la enhorabuena. Hago extensivo el agradecimiento a los directores, profesores, personal de administración y servicios y los alumnos que, desde aquel 16 de septiembre de 1993, han sabido “soportarme” –en algunos momentos o en todos–, ayudarme y ser comprensivos conmigo. Sin ellos, difícilmente hubiera llegado hasta aquí. Arduo ha sido el camino, pero muy gratificante. Al final solo recuerdas los mejores momentos, y de los amargos extraes las enseñanzas oportunas.

¡Es usted un veterano y con galones…! Unas cuantas promociones han pasado por sus manos y por tanto el conocimiento de los alumni está más que contrastado.
Los galones es algo de lo que uno no debe acordarse en momento alguno ni hacer ostentación, incluso aunque los tuviera, que no es el caso. Ya son 25 promociones las que he podido conocer, algunas en mayor profundidad al ser su profesor encargado de curso. De todos los alumnos he aprendido algo, incluso en los momentos más difíciles, ¡qué siempre los ha habido y habrá! He intentado ayudarlos en aquello que me han solicitado o he visto que podría y debería, con mayor o menor acierto, aunque siempre con la mayor ilusión y discreción posibles.

¿Le ha sorprendido que hayan pensado en usted para este nuevo encargo? 
Cuando te comunican un nuevo encargo siempre te genera sorpresa y piensas: ¿Por qué yo? ¿Estaré a la altura? ¿Sabré hacerlo? Con el tiempo, y con la ayuda de los miembros de la Junta –en especial de José Antonio de Íscar, Iñaqui Pérez y de Ignacio Sagarra- y del Colegio, vas viendo cuáles son las funciones y las tareas a desarrollar. Siempre he intentado colaborar con la Asociación de alguna forma, pero ahora te das cuenta del tiempo que conlleva una tarea como ser Adjunto Alumni.

Sin duda comienza una etapa nueva, aunque haya cierta continuidad con la anterior.¿Qué mensaje quiere lanzar desde estas páginas a los antiguos alumnos de Peñalba, que ya se acercan al millar y medio?

Les diría que es acertado caer en la cuenta de lo que supone pertenecer al Colegio por el que, en sus 40 años de vida, han pasado por sus aulas casi 1500 alumnos. Y también serlo de una institución como es Fomento, de la que forman parte más de 90.000 Alumni. Debemos ser conscientes de la fuerza que significa ser y sentirse de Fomento. ¡Qué se nos note que somos de Fomento! ¡Qué transformemos la sociedad desde nuestra profesión o cometido diario! 

En el momento actual, ¿cuál es la situación de la asociación de antiguos alumnos?
Después de un periplo de más de 15 años, siendo referente para el resto de asociaciones, e impulsora de iniciativas –como la construcción de la ermita, la revista Promociones…-, la asociación sigue estando viva, con ganas de seguir promoviendo actividades y que haya la máxima participación de los antiguos alumnos. Somos conscientes de que no es fácil acertar en algunos momentos; se sigue trabajando con la mayor de las ilusiones, desde su Junta Directiva hasta los alumni colaboradores o más cercanos, que emplean parte de su tiempo con espíritu de servicio por y para el resto de los Antiguos Alumnos y al Colegio.

¿Qué objetivos le gustaría conseguir en colaboración con la Junta Directiva, los delegados de promoción y todos los alumni?
Es importante seguir realizando todas las actividades que hasta ahora se han desarrollado, ver cómo se pueden mejorar, promoviendo la participación, comunicándolas mejor, si es posible. Uno de los objetivos prioritarios es incorporar a más alumni a la Junta Directiva; es importante la aportación de nuevas ideas y un saber hacer nuevo, sobre todo de los más jóvenes. Aunque hace falta disponer de algo de tiempo, cualquier ayuda es bien recibida

¿Desea añadir alguna cosa más?
Que los antiguos alumnos vengan por el Colegio, que continúan siendo una piedra clave del mismo, y que tienen mucho que aportar. Son una alegría para los profesores, y un ejemplo para los alumnos que hoy estudian en las mismas aulas en las que ellos estuvieron. Por muchas vicisitudes o tiempo que haya podido pasar, es una satisfacción saber de ellos y de sus familias.